¿Qué es una depresión? Cómo puedo saber si estoy pasando por una depresión?
Una depresión es un episodio en el que la persona siente que le falta energía, que las cosas le son especialmente difíciles, donde nota una tristeza cada vez que tiene que enfrentarse a cualquier situación cotidiana, y con un síntoma que es característico, la anhedonia. Este síntoma a menudo se pasa por alto, ya que solemos asociar la depresión con personas que lloran sin motivo aparente o que experimentan una gran falta de energía.
Anhedonia es la dificultad para disfrutar de las cosas que antes nos hacían felices. Si una persona estaba acostumbrada a leer y disfrutaba con ello, cuando está deprimida no tiene ganas de leer; si le gustaba cocinar, no entra ni en la cocina; si sacaba a su perro de paseo, no tiene ganas de sacar al perro.
Todas esas actividades que antes podían ser placenteras y se han convertido en una carga más, en una dificultad que además genera un sentimiento de culpa de que no se están haciendo bien las cosas. Y que, además, muchas veces, provoca en el entorno la reacción de intentar animar a la persona a que haga estas actividades cuando uno no se siente realmente capaz son indicadores de que se está pasando por una depresión.
¿Todo el mundo puede pasar por una depresión?
Aunque están en revisión, hay unas cifras que manejamos los profesionales en salud mental que apuntan a que más o menos un 15% de la población va a pasar alguna vez en su vida por un episodio depresivo. Probablemente estas cifras, si revisamos los últimos estudios pueden ser algo mayores y diríamos que probablemente, una de cada 4 personas en el mundo, va a tener en algún momento de su vida una situación que podríamos calificar como depresiva.
¿La depresión es para siempre?
La depresión se puede manifestar como un solo episodio a lo largo de la vida o, en otros casos, pueden haber recaídas en este estado depresivo que es algo que los pacientes que han sufrido esa primera experiencia viven con mucho temor porque, hay que tener muy claro, que la persona que está deprimida es una persona que sufre. Por tanto, nos vamos a encontrar con la preocupación de esa persona que ha conseguido remontar su estado de ánimo, ante la posibilidad de volver a caer en ese estado de desesperación, en ese estado de malestar, en esa dificultad para volver a encarar su día a día. Pero tenemos que ser positivos. Conocemos muchos casos que han podido superar esa depresión de manera definitiva, de todas maneras es una cuestión que dependerá de cada caso en particular.
Ante una depresión, la gente siempre intenta dar consejos y motiva a quien la está sufriendo, ¿esto realmente ayuda?
Es una realidad que muchos hemos tenido contacto con personas que atraviesan momentos difíciles. En estos casos, los consejos que solemos ofrecer, con la intención de brindar apoyo, generalmente están orientados a impulsarles a realizar acciones como levantarse de la cama, tomar una ducha, vestirse y participar en actividades que puedan servir como recambios. Sin embargo, hay que tener en cuenta que precisamente durante una depresión, la persona no se siente capaz de realizar esas acciones. Por lo tanto, aunque el consejo se pueda dar, no significa que sea efectivo.
En algunas ocasiones, estas recomendaciones pueden provocar un sentimiento de rechazo en la persona que está pasando por esta situación, porque puede percibir que no es capaz de hacer estas acciones. Esto puede generarle un sentimiento de culpabilidad, haciéndole pensar que está haciéndolo mal, cuando en realidad no se siente capaz de cumplir con las indicaciones que otros le sugieren.
Lo que sí es cierto es que sabemos que el volver a hacer actividades ayuda a las personas que están pasando por una depresión. Por lo tanto, no tendría que ser tanto una cuestión externa, donde los demás aconsejan, sino que tendría que ser un objetivo planificado del o la paciente y hecho de manera progresiva.
En la medida de lo posible, es importante tratar de generar espacios de normalización y promover aquellas acciones que sabemos con certeza que son más beneficiosas que la alternativa, que sería no hacer nada. Sin embargo, esto debe llevarse a cabo siempre con la premisa de que se hace a partir de una comprensión adecuada de la situación, habiendo analizado y discutido el proceso. Así como habiendo planteado una progresividad que permita que los primeros logros refuercen las ganas de seguir luchando.
A nivel profesional, ¿qué tratamientos existen para abordar una depresión?
Los tratamientos para la depresión son multifactoriales, lo que implica que hay diversas estrategias que se pueden y deben implementar para enfrentarse a una depresión. Así como, pueden intervenir distintos profesionales, cada uno aportando su punto de vista, y trabajando de manera conjunta para lograr el objetivo común de mejorar el estado de ánimo y normalizar la capacidad de la persona de realizar actividades. Actividades como el ejercicio físico, la promoción de actividades de ocio, la meditación, la psicoterapia, y, por supuesto, la medicación.
Muchas veces es imprescindible tomar medicación antidepresiva para solucionar un cuadro de este tipo. A pesar de que muchas personas se muestran reticentes a utilizar estos medicamentos, se ha demostrado su eficacia en muchos casos, especialmente en depresiones que tienen un origen endógeno.
Las depresiones de origen endógeno, tienen un origen biológico o interno sin un factor externo claro que las provoque. Sinó que están relacionadas con desequilibrios químicos en el cerebro y pueden surgir sin un evento traumático o estresante en la vida de la persona. Por lo tanto, no somos capaces de identificar el desencadenante de este tipo de depresión ya que las circunstancias vitales de la persona no pueden explicarnos por qué está pasando por esta situación. El transcurso de su vida es aparentemente normal, pero el estado anímico de la persona es mucho más bajo. Sintiendo sensación de baja energía, poca motivación, malestar o anhedonia (incapacidad de experimentar placer o satisfacción en actividades que normalmente le resultarían agradables).
Por otra parte, tenemos la depresión reactiva en la cual es posible identificar claramente un desencadenante específico, como podría ser un conflicto familiar, la pérdida de un ser querido, una separación de pareja o un problema laboral. Situaciones que, por su naturaleza, provocan una respuesta emocional que no puede ser de alegría o felicidad, sinó que hacen atravesar a la persona por un momento difícil. Estas situaciones no son una depresión en stricto sensu, a no ser que se alarguen excesivamente en el tiempo. Empiezan a ser patológicas cuando la persona presenta dificultades significativas para superar la situación, cuando ya sería esperable haber dejado atrás ese sufrimiento.
Hay personas que, a partir de una experiencia vital estresante, pueden desencadenar un cuadro depresivo, cuyo origen es claramente identificable.

¿Hay que medicarse toda la vida teniendo una depresión?
Las recomendaciones clásicas referentes al tiempo indicado para tomar un antidepresivo apuntan que, durante un primer episodio, sería razonable medicarse aproximadamente durante un año y medio con las medicaciones que se demuestran efectivas. La intención es evitar que los niveles plasmáticos del medicamento desaparezcan demasiado rápido, incluso en los muchos casos en los que los síntomas han mejorado claramente. Se trata de evitar lo que llamamos una recidiva, que sería una reaparición del mismo episodio depresivo por el hecho de que no se ha tomado la medicación durante el tiempo suficiente como para regular, de forma efectiva, los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo.
Normalmente, al cabo de un año y medio o dos años, es necesario revisar la medicación para valorar si la retirada, que se tiene que hacer en muchos casos de manera progresiva, va a permitir a la persona mantenerse sin medicación y sin la reaparición de la sintomatología depresiva. Por lo tanto, es imprescindible revisar la pauta de medicación después de este tiempo razonable. En ocasiones, nos encontramos con pacientes que han estado tomando antidepresivos durante muchos años, sin que se haya revisado su tratamiento farmacológico.
Una vez retirado el medicamento y comprobado que no reaparece la sintomatología, se hace un acompañamiento para poder certificar que la depresión ya se ha superado.
En algunos casos, después de este período adecuado de tratamiento con los medicamentos necesarios, los síntomas depresivos pueden reaparecer. En estos casos, se recomienda retomar el medicamento, y probablemente el mismo fármaco sea efectivo nuevamente, aunque también se pueden considerar otros si el profesional que supervisa el tratamiento lo considera apropiado, con el fin de abordar y regular el nuevo episodio depresivo que ha surgido.
En estos casos, no hablamos de recidiva, sino de recaída, ya que se trata de un nuevo episodio depresivo, distinto al anterior, en una persona con una predisposición a sufrir depresiones. En estos casos, se recomendaría mantener la medicación durante tres años por ejemplo, y no solo durante un año y medio. De esta forma, se dobla el tiempo en que la persona está protegida por la medicación, con el objetivo de evaluar después de ese período de tres años si la situación se ha estabilizado lo suficiente como para retirar la medicación sin que reaparezcan los síntomas depresivos.
En los casos en los que el cuadro depresivo vuelva a reaparecer tras esos tres años de tratamiento con medicación antidepresiva, se podría recomendar, en función de la situación, un tratamiento de por vida, ya que estaríamos ante una persona con una propensión especial a sufrir nuevas recaídas depresivas. Sin embargo, esto no es lo más común, y cada caso debe ser evaluado individualmente. No se puede hacer un pronóstico definitivo hasta haber probado de manera adecuada las opciones farmacológicas.
¿De qué depende que un tratamiento para la depresión sea exitoso?
Para que un tratamiento contra la depresión tenga éxito se tiene que poder evidenciar el cambio y la mejora del paciente de una forma objetiva. A nivel subjetivo, el paciente también debe percibir que se siente mejor, pero es fundamental que además se pueda demostrar una mejora clara en su capacidad para asumir sus responsabilidades y satisfacer sus necesidades. También es crucial que se pueda observar una recuperación de aquellos espacios y aspectos de la vida del paciente que previamente podía gestionar y que, a causa de la depresión había ido perdiendo.
Por lo tanto, es esencial que se perciba de manera efectiva una recuperación en el nivel de actividad, así como en un estado de ánimo más positivo, adaptable y capaz de enfrentar tanto los pequeños como los grandes cambios de la vida. El bienestar y la sensación de mejora deben ser evidentes, tanto para el propio paciente como para su entorno, que lo había visto en un momento difícil, y esa situación angustiante, sin saber qué más hacer.

Para tratar una depresión, ¿Cuándo se plantea un tratamiento en régimen ambulatorio y cuándo es necesario ingresar en un centro?
Inicialmente, se recomienda que el paciente se mantenga conectado con sus actividades y condiciones habituales de vida, ya que la recuperación de la normalidad es un factor clave. En un principio, parece razonable plantear un tratamiento ambulatorio. Muchas veces con unas intervenciones multifactoriales a nivel ambulatorio en las que se tienen en cuenta todos los factores que pueden incidir en la mejora del paciente, pueden ser suficientes para manejar la situación. De todas formas, es imprescindible una intervención externa cuando hay ideación o intentos suicidas porque hay que prevenir la posibilidad de autolesiones o intentos reales de autolisis. Estas son una de las consecuencias más negativas en un cuadro depresivo.
En ocasiones también es importante el ingreso para conseguir que la intensidad de la intervención sea suficiente. Con visitas ambulatorias a veces no es posible intervenir en todas las facetas que concurren en una depresión. Entonces, plantear un ingreso corto con la intención de poder acompañar a la persona que está en una situación donde se siente superada por todo, puede ser un elemento esencial para conseguir los primeros pasos y resultados que animarán a la persona con depresión a seguir hacia adelante.
La depresión puede ser una de las razones para indicar un tratamiento en régimen de ingreso, pero siempre con el objetivo de ayudar al paciente a recuperar su capacidad de adaptación a su entorno habitual, y no de crear un entorno adaptado a su estado. Es importante reconocer que factores sociales, como problemas económicos, conflictos familiares o mala salud, pueden influir en el desarrollo de la depresión. Sin embargo, no se trata de crear un mundo ajeno a estas dificultades, sino de fortalecer al paciente para que pueda desarrollar los mecanismos necesarios para afrontarlas y convivir con ellas.
La capacidad de adaptación es un factor muy importante, porque a veces en salud mental tendemos a querer arreglar todas las problemáticas, y en ocasiones, hay aspectos que no se pueden modificar como uno querría. Por lo cual, es necesaria la capacidad de resiliencia, de adaptación y de aceptación de las cosas que no podemos solucionar. Algunos ejemplos pueden ser, enfermedades crónicas, la muerte de algún ser querido, entre otros. El hecho de aceptar que hay una situación inmutable con la que habrá que convivir, también puede ser uno de los objetivos terapéuticos en el abordaje de una depresión.
¿Cómo es un tratamiento en el centro Mas Ferriol para una persona con depresión?
Los tratamientos en Mas Ferriol tienen unos objetivos muy claros. Lo que pretendemos siempre es que este proceso sea una situación de paso, una intervención con un tiempo delimitado. Procuramos proporcionar a la persona que está pasando por una problemática de salud mental como es la depresión, de un contexto adecuado y favorecedor para su recuperación, con la intención de que esta persona vuelva otra vez a su vida normal. Por lo tanto, todas las acciones que se implementan van orientadas a conseguir este objetivo.
Lo que buscamos es llevar a cabo un trabajo multidisciplinario, por lo cual diversos profesionales están involucrados en el proceso de recuperación de la persona, brindándole el apoyo y los recursos necesarios para facilitar su mejora.
Esto incluye el poder estar en un entorno agradable y dejar atrás los factores estresantes del contexto de cada uno. Así como permitiendo que la persona tenga el espacio necesario para identificar los síntomas y los desencadenantes de su depresión, así como las situaciones o actividades que pueden empeorar o, por el contrario, mejorar su estado de ánimo.
Actividades como el ejercicio físico, talleres de ocio, técnicas de coaching, mindfulness, y psicoterapia tanto individual como grupal, pueden ser herramientas útiles para iniciar la recuperación de la persona. De todas formas, la problemática no se resolverá completamente durante el ingreso, sino que este servirá como un primer paso. Un impulso para superar las dificultades iniciales, para que con estos primeros logros alcanzados, se facilite la continuación del tratamiento de forma ambulatoria, permitiendo que la persona siga avanzando en su recuperación.