Las personas que desarrollan una adicción a la cocaína hacen cambios en sus comportamientos habituales. Normalmente hay una ocultación de los consumos pero en el momento en que la gente del entorno empieza a notar que hay dificultades, recriminación de gastos económicos, fallos en el trabajo, cambios de comportamiento, etcétera. Puede ser un indicador de que la persona tiene un problema, ya que empieza a esconderlo a las personas de su alrededor porque tiene una cierta conciencia de que aquello le está yendo mal.
En ocasiones no se llega a tener esa conciencia y la persona está convencida de que controla el consumo, pero hay unos indicadores que evidencian que ese control se ha perdido. Uno de estos indicadores es que haya gastos económicos que no estaban previstos, gastando mucho más dinero del que se pensaba. Por otra parte el consumo interfiere en las relaciones familiares y en la eficacia de mantener el trabajo, como por ejemplo al cumplimiento de sus obligaciones, al atender a los hijos, etc. Estos factores son indicadores de que empieza a ver un problema, ya que uno no toma la sustancia cuando quiere sino que ya se le ha escapado de control.
Normalmente cuando una persona está abusando de la cocaína, es consciente de ello. Siempre decimos, que la persona que padece una adicción a la cocaína, nos podría acompañar a hacer una conferencia en un instituto para explicar los problemas de la cocaína y lo haría perfecto. De hecho, sería un testimonio de gran valor debido a su experiencia personal. Sin embargo, a menudo se señala que, en muchas ocasiones, «consejos vendo, pero para mí no tengo». Es decir, esa misma persona que puede explicar las consecuencias del consumo en genérico, cuando trata de aplicarse esa información en su caso particular, no consigue interrumpir los consumos ni mantener una abstinencia prolongada, sino que hay altibajos.
Existen situaciones en las que la persona siente culpa, intenta dejar el consumo, pero termina recayendo. Este patrón puede ser un indicio de que el problema con la cocaína ya se ha incrementado.
¿Cómo se desarrolla una adicción a la cocaína?
Como en todas las drogas, pero especialmente en el caso de la cocaína, la adicción es una situación que se va desarrollando progresivamente. Es decir, las personas que acaban enganchadas, primero hacen usos esporádicos de las sustancias en una fiesta o en una celebración y creen que esto no va a significar que progrese hacia un consumo mucho más habitual y en cantidades más grandes. Es común que pase tiempo hasta que el consumo se haga más habitual.
Además la cocaína tiene una característica especial. Tiene lo que llamamos un silencio clínico, esto significa que entre las primeras veces que la persona la consume y el momento en que se descubre y la persona acepta que a se le ha escapado el control sobre la substancia a veces han pasado años.
Por otra parte, hay un componente que va a dar ese factor de riesgo de adicción a los consumos, que es cuando una persona ya no consume por el placer que le da esa sustancia sino por no sentirse mal. Y es que en vez de gestionar aquello se está viviendo, se recurre a la sustancia como forma de evitar pensar en ello.
Además, es muy habitual que haya un cambio en la manera del consumo, si al principio era un consumo con amigos en un contexto de fiesta, se acaba convirtiendo en una cosa bastante cotidiana que se hace a escondidas, en solitario y con la sensación de culpabilidad.
Durante este consumo se pueden desarrollar al mismo tiempo otros comportamientos desordenados como problemas con el sexo. Muchas veces la cocaína puede inducir el disparo de un deseo sexual bizarro que puede llevar a la masturbación compulsiva o al uso de la prostitución como una forma de manejar ese deseo sexual exagerado. Aunque muchas veces, después se puede llegar a la impotencia o al no tener relaciones sexuales como consecuencias derivadas de ese consumo habitual.
También hay otras conductas que se pueden desordenar, como por ejemplo el consumo reiterado de alcohol. Muchas veces se entra en una especie de juego de compensación donde beber alcohol permite disparar ese deseo de consumir cocaína, así mismo, se utiliza también el consumo de alcohol para bajar el subidón del consumo de la cocaína, que es excitante. Al mismo tiempo, a veces, el hecho de consumir cocaína es también una manera de permitirse poder beber más, ya que uno se quedaría dormido por la cantidad de alcohol que ha bebido y el hecho de tomar cocaína puede dar la sensación de que se alargue la fiesta. Por lo tanto, muchas veces hay una interacción cruzada entre las dos sustancias.
Otros comportamientos desordenados pueden ser por ejemplo:
- El juego patológico.
- Las situaciones de agresividad que se pueden suscitar en una persona.
- Los problemas a nivel de conducción donde hay un riesgo alto de conducir de una forma más descontrolada y más peligrosa.
- Problemas con el trabajo, ya que hay consecuencias sobre la eficacia y sobre el funcionamiento habitual.
Cabe destacar que además hay un factor que también es importante, y es que después de los consumos habituales en grandes cantidades, hay una situación de bajón. Después de estar dos, tres días sin dormir y con este alto grado de excitación, luego se desencadena una etapa de depresión, de malestar, de sueño, porque el cuerpo ya no aguanta este desgaste. Entonces, muchas veces lo que se produce es que después de unos cuantos días de estar arriba del todo, hay una sensación de no tener fuerzas para nada, de sentirse deprimido, etcétera.
También hay otro componente importante a mencionar que es el riesgo de provocar lo que llamamos psicosis tóxicas. La psicosis tóxica es esa situación donde en un momento determinado en el uso de estas sustancias, se puede producir un cuadro muy parecido a una situación de alucinaciones y de delirios, como los que se pueden producir, por ejemplo, en una esquizofrenia, pero que en este caso está relacionada con la intoxicación de cocaína. Se pueden ocasionar sensaciones de paranoia, sensaciones de que la gente habla de ti a tus espaldas, ideas absolutamente desmesuradas sobre lo que pasa en su entorno que están influenciadas por esa intoxicación.
Es necesario distinguir si se trata de esta situación descrita que está relacionada directamente con el consumo de esta sustancia. Ya que si es así en el momento que se deje de consumir va a revertir, va a volver a la normalidad y en muchos casos, sin dejar especiales secuelas psiquiátricas, porque se produce solamente en el contexto de la intoxicación. En cambio, a veces puede ser el primer episodio de una enfermedad psiquiátrica de base, que no había aparecido anteriormente y que se dispara a partir de estos consumos.
¿Cómo podemos ayudar a una persona cercana adicta a la cocaína y qué pasa si no es consciente de su problema?
La primera condición para una persona con adicción a la cocaína o a cualquier otra sustancia es que pueda participar activamente en su tratamiento, ya que es la única posibilidad de que este tenga éxito. Por lo tanto, se necesita conciencia y reconocimiento de la problemática que se tiene con el consumo de la sustancia.
Por lo tanto, lo primero que pueden hacer las personas de su entorno es decirle la verdad, compartirle lo que han observado, lo que han descubierto y lo que resulta evidente en cuanto a las conductas desordenadas y cambiantes que se perciben en la persona y su situación de descontrol.
A pesar de que la persona no quiera escuchar esa información, si se hace de una manera educada, de una manera insistente, intentando aportar todos los datos objetivos que puedan demostrar que esa preocupación tiene fundamento, se puede conseguir, que finalmente, quizás no en primera instancia pero sí después de una reflexión, que la persona que tiene un problema con la cocaína acabe pidiendo ayuda.
En ocasiones puede ser necesario realizar lo que llamamos una intervención, que es una reunión con todas las personas del entorno que pueden ser importantes para el adicto. Para que puedan ponerse de acuerdo para explicarle a la persona todo lo que están viendo y lo que están sufriendo por esa situación de consumo.
Cabe resaltar que existe la posibilidad de que estas indicaciones no tengan fruto en un primer momento, pero sí que permite en muchos casos que en una segunda lectura, esa persona reconozca que tiene un problema y pida ayuda.
A nivel profesional, ¿qué tratamientos existen para abordar un problema de adicción a la cocaína?
Los tratamientos fundamentalmente contemplan dos etapas:
- La desintoxicación física. En esta primera etapa puede haber dificultad para recuperar el estado normal de por ejemplo; el manejo de la angustia, del sueño o de los hábitos alimenticios después de un consumo prolongado. La desintoxicación física se considera técnicamente sencilla. A veces se utiliza medicación para facilitar el proceso y que éste sea más cómodo, pero en otras, la simple separación del individuo de los factores de consumo y la creación de un entorno protector pueden ser suficientes para alcanzar esta etapa inicial de desintoxicación.
- La deshabituación. Esta etapa se caracteriza por la posibilidad de mantener la abstinencia a largo plazo y en cualquier circunstancia. Teniendo en cuenta que dentro del proceso normal de dejar una droga, existirán esos momentos donde reaparece el deseo de consumo de una forma inevitable. Esta tentación es parte del proceso y no debe sorprender ni asustar, ya que solo indica que estamos ante un problema de adicción y dependencia a la sustancia. Por lo tanto, estos deseos de consumir, a pesar de las consecuencias negativas son una parte clave del tratamiento y deben trabajarse de manera adecuada.
En un tratamiento se combinan fundamentalmente dos elementos:
- Primeramente la terapia individual, la cual es imprescindible para que cada uno pueda explorar las razones por las que ha desarrollado la adicción. Es importante destacar que una persona que inicialmente era consumidora y desarrolla esa necesidad de consumo, ese consumo ya no es por placer, sino para afrontar situaciones que no sabe manejar de otra manera, como por ejemplo para parar sus pensamientos.
- Seguidamente, las terapias de grupo, donde cada uno puede comparar su situación con la de otros pacientes. Cabe resaltar que la intervención grupal tiene limitaciones. Por una parte, permite la identificación con otros, facilitando el aprendizaje a partir de experiencias ajenas y pudiendo observar las consecuencias del consumo de manera más objetiva, peró por otra parte, toda esta información debe ser completada a nivel individual y de manera más profunda.
Además, toda la intervención tiene que ser bio-psico-social, es decir, que tenga cuenta los aspectos biológicos del caso (las cuestiones médicas,) los aspectos psicológicos (cómo el consumo ha afectado al cerebro, incluyendo funciones como la memoria, comprensión, autocrítica, entre otras) y los aspectos sociales (el impacto en la familia, el trabajo y las relaciones personales) aspectos que también deben ser abordados en el tratamiento.
Por eso, el objetivo es realizar un trabajo integral que aborde todas estas áreas al mismo tiempo y así permitir a la persona desarrollar capacidades de autocrítica y de análisis que facilitaran que pueda crear sus propios mecanismos para evitar recaídas y consolidar la abstinencia. Un punto clave para facilitar el mantenimiento de la abstinencia, es cuando la persona es más feliz sin drogas que con drogas y ha recuperado intereses y necesidades en su vida más importantes que el consumo.
¿Cuándo se plantea un tratamiento en régimen ambulatorio y cuando es necesario el ingreso en un centro?
Como es comprensible, la mayoría de los pacientes prefieren evitar un tratamiento intensivo y prefieren resolver la problemática de manera más ligera. Por lo tanto, la primera intervención se plantea generalmente como tratamiento ambulatorio, permitiendo que la persona continúe con sus actividades diarias, como el trabajo, la familia y el ocio. De todas maneras lo que determinará si este tratamiento es suficiente es que se haya interrumpido el consumo.
En Mas Ferriol, siempre se señala que existen tres condiciones que hacen que el tratamiento en régimen de ingreso sea más adecuado que el ambulatorio. Estas tres condiciones son:
- Conseguir o no la abstinencia. Una persona que no puede parar el consumo, va a necesitar más recursos para conseguir poner distancia con el consumo. Por lo tanto, el hecho de separarse activamente y tener un entorno protegido puede ser de gran ayuda en el proceso de alcanzar la abstinencia.
- La segunda condición es que el tratamiento en régimen de ingreso permite un distanciamiento temporal de relaciones familiares, personales o laborales que podrían deteriorarse a causa del cansancio de las personas del entorno. Este distanciamiento permite una revalorización de esas relaciones, ya que se puede reflexionar sobre ellas y recuperarlas de manera progresiva. Además, permite la oportunidad de trabajar en aspectos que pueden demostrar a las personas del entorno que la persona en tratamiento está en proceso de cambio, lo que favorece la reconstrucción de la confianza.
- El tercer elemento es la intensidad de la intervención. El ingreso permite que el equipo multidisciplinario que trabaja con el paciente tenga acceso a más información, porque se puede observar al paciente durante las 24 horas del día y desde diversas perspectivas profesionales. Esto permite realizar un diagnóstico más preciso y hacer un trabajo más profundo en los objetivos del tratamiento. Además, facilita que tanto el equipo de profesionales como el propio paciente comprendan mejor la situación y los aspectos a abordar.
¿De qué depende que un tratamiento por adicciones sea exitoso?
El elemento que va a marcar el éxito de un tratamiento por adicciones es primero de todo el hecho de sostener una abstinencia. Así como la recuperación o reconstrucción de diversos aspectos de la vida del paciente, como la recuperación de las relaciones familiares o de amistad, las actividades de ocio o las responsabilidades de su día a día. Todos estos factores permiten que la persona perciba su recuperación, cambio y mejora.
Cualquier intento de abordar estas situaciones sin haber logrado previamente la abstinencia va a quedar en un segundo plano o no va a tener ese desarrollo esperado. Por lo tanto, la abstinencia es imprescindible, pero no suficiente. Es necesario incorporar todos estos elementos de compensación para conseguir que la persona se sienta más feliz sin drogas que con ellas, y que así, tenga la sensación de que dejar las drogas es una decisión beneficiosa, ya que lo que gana, lo que recupera y lo que alcanza es mucho más valioso que lo que deja atrás.
Esto es realmente el éxito, el hecho de que la persona tenga la sensación de que las cosas han cambiado, y así lo note también la gente del entorno. Es imprescindible que todas las personas importantes de la vida de la persona perciban el cambio y que tengan una demostración objetiva de que las cosas están mejorando. Cabe resaltar que esta mejora es mutua, ya que es beneficiosa para todos, notándose así un antes y un después del tratamiento.