Además, aunque muchas mujeres comparten con los hombres los hábitos de consumo, en general las mujeres mantienen un patrón de consumo menos nocivo para la salud, dado que consumen con menos frecuencia y en menores cuantidades que los hombres. Normalmente, las mujeres tienen más percepción del riesgo asociado al consumo de sustancias.
Estos serían dos factores que explicarían parte del porque en las redes de atención a las drogodependencias atendemos a muchos mas hombres que mujeres. Pero tanto el artículo Género y Drogas como otras fuentes de información, apuntan a que el género también es un factor que condiciona las relaciones que hombres y mujeres mantienen con las drogas (Sánchez, 2012).
Las fuentes de información que hemos consultado coinciden en que el factor género, además de condicionar las relaciones que hombres y mujeres mantienen con las drogas, en el caso de las mujeres, retrasa su petición de ayuda y por lo tanto, también el inicio de su tratamiento para las adicciones.
Concretamente, se habla de que hasta hace no muchos años, el consumo de drogas “era cosa de hombres” dado el modelo tradicional de los roles masculino y femenino. Y que a pesar de que hoy en día los adolescentes estén educados en un modelo mucho más igualitario y el consumo de drogas se haya equiparado, al menos por lo que respecta a las drogas legales; el modelo tradicional de roles masculino y femenino sigue condicionando la mirada que parte de la sociedad tienen entorno a las mujeres consumidores de drogas y les afecta de la siguiente manera:
Por ejemplo, mientras en hombres el consumo de drogas puede ser una conducta más o menos normalizada (a excepción de los casos extremos en que la adicción comporta conductas violentas o muy antisociales, entre las mujeres supone un desafío a los valores sociales dominantes. Según Sánchez (2012), Gilchrist et al. (2012), Mouzo Quintans (2018) y Pitarch (2018), algo que hace que las mujeres tengan más barreras para poder iniciar el tratamiento por problemas de adicción a las drogas, cómo por ejemplo:
- Que hacia las mujeres consumidoras de drogas pueda haber un mayor grado de desaprobación y rechazo, algo que se traduce en un menor apoyo social y/o familiar y por ende en una doble discriminación.
- Que muchas veces exista una mayor presión familiar para no iniciar o terminar rápido el tratamiento dado que con frecuencia los familiares o ella misma priorizan el hecho de poder seguir con el cuidado de los hijos y las tareas domésticas en vez de su propia rehabilitación.
- Que muchas mujeres y/o familiares lleguen a tener miedo de que si se hace explícita la adicción a las drogas esto pueda suponer la retirada de la custodia de los hijos/as menores a cargo.
- Que muchos servicios asistenciales no estén adaptados a las necesidades particulares de las mujeres consumidoras de drogas dado que son servicios que han terminado por masculinizarse mucho debido a la mayor frecuencia de hombres que acuden a ellos.
Resumiendo, estas son algunas de las barreras con las que hemos podido ver que se encuentran las mujeres consumidoras de drogas a la hora de pedir ayuda para superar sus adicciones. Por consiguiente, podríamos decir que la doble discriminación que pueden sufrir las mujeres con problemas de adicción a las drogas refuerza su aislamiento social, a la vez que favorece la ocultación de la problemática, la ausencia de petición de ayuda para superar la adicción y/o la demora de esta hasta que las consecuencias sobre su salud física, mental o en su vida familiar, social o laboral son insostenibles.
Desde Mas Ferriol, tenemos muy claro que queremos seguir abordando las drogodependencias desde una perspectiva de género, evitando la masculinización de nuestro servicio. Por esta razón, siempre nos hemos mostrado sensibles acerca de este hecho y hemos tenido claro que las motivaciones para consumir sustancias, así como los patrones de uso de estas pueden tener matices y particularidades derivadas del género. Y, sobre todo, hemos procurado eliminar las barreras que el género establece a la hora de iniciar un tratamiento por adicciones tanto si estas provienen del medio familiar como si surgen a nivel personal.
Finaliza aquí nuestra publicación de hoy acerca de la pregunta que inicialmente planteábamos sobre el porqué en las redes asistenciales de drogodependencias se atiende a más del doble de Hombres que de mujeres. Y para terminar, os animamos a qué podáis hacernos llegar cual es vuestra opinión sobre este tema, que podáis compartir vuestras reflexiones o nos podáis decir sobre qué temáticas os gustaría que escribiéramos en las próximas publicaciones.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
- Sánchez Pardo, L. (2012). Género y drogas: guia informativa.
- Gilchrist, G., Blazquez, A., Pons Rabasa, A., Coronado, M., Colom, J., Torrens, M. (2012). Barreres per a l’accés al tractament, segons el gènere, entre consumidors i consumidores de substàncies que no busquen ni reben tractament. Recuperado de: http://drogues.gencat.cat/web/.content/minisite/drogues/professionals/perspectiva_genere/arxius/1091_sgd_informe_0205121_definitivo_edt_am_revisat_amb_marcadors.pdf
- Mouzo Quintans, J. (2018). El estigma social retrasa la desintoxicación por drogas en las mujeres. Recuperado de https://elpais.com/ccaa/2018/06/26/catalunya/1530007542_304105.html
- Pitarch, M. (2018). El miedo al estigma retrasa 10 años la petición de ayuda de las mujeres que consumen drogas. Recuperado de https://elpais.com/ccaa/2018/08/15/valencia/1534335261_819819.html