El 15/11/2021 se publicó un artículo de opinión del Dr. Xavier Fàbregas en el diario Mundo Deportivo en el que habló sobre cómo saber si una persona es adicta al alcohol, como experto en adicciones y salud mental.
El alcohol, como todas las sustancias psicoactivas, tiene el poder de generar dos situaciones: una es la de proporcionar efectos agradables como puede ser la euforia y, la segunda y más importante, la de poder ocultar todos los sentimientos negativos. “Quienes se enganchan lo hacen para tener esta posibilidad de no sentir eso que le estresa, asusta o preocupa”, explica el Dr. Xavier Fàbregas, médico especialista en adicciones y director del centro de terapia personal Mas Ferriol.
No existe un único perfil de persona adicta al alcohol, sino que hay distintas formas de acceder a este. Según Xavier Fàbregas “hay la persona que bebe porque está estresada, o incluso deprimida, y lo hace para esconder su malestar; el que consume los fines de semana, que quizás no bebe de forma regular, pero que cuando sale de fiesta necesita beber grandes cantidades de alcohol; y el menos problemático que sería la persona que lo hace en un contexto de celebración, en un acto social.
Hay un test realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamado AUDIT (Test de Identificación de los Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol), que sirve de guía para identificar a las personas con un patrón de consumo de riesgo perjudicial de alcohol. Proporciona un marco de trabajo para la intervención dirigida a los bebedores de riesgo, para que puedan reducir o abandonar el consumo de alcohol y, con ello, evitar las consecuencias perjudiciales de su consumo. Evidentemente, también están los indicadores físicos, a nivel de salud el principal perjudicado es el hígado.
“Adicción es todo aquel consumo que resulta problemático”, señala Fàbregas. En este sentido, apunta que, aunque una persona solo beba una vez al mes, si ese día “se pelea, maltrata a la pareja, conduce bajo los efectos del alcohol… ya será problemático”. Muchas veces asociamos la adicción al hecho de consumir cada día cuando, en realidad, hay muchos alcohólicos que consumen esporádicamente”.
Beber demasiado alcohol puede tener graves consecuencias para la salud, tanto física como mental. Con el tiempo, un consumo excesivo de esta sustancia puede causar enfermedades como hígado graso, cirrosis, distintos tipos de cáncer, enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
Además, Xavier Fàbregas destaca dos situaciones “especialmente dramáticas” de beber alcohol. En primer lugar, la edad. “Hoy día se ha normalizado el consumo entre menores y se ha disparado de una forma considerable el número de comas etílicos. En ningún caso deberíamos normalizar este hecho”. En segundo lugar, beber durante el embarazo supone un grave peligro para el feto y hay riesgo del síndrome alcohólico fetal, en el que aparecen importantes problemas neurológicos producidos en el momento de la gestación.
De esta forma, OMS hace una clasificación de cuando se considera consumo perjudicial, es decir, aquel que conlleva consecuencias tanto para la salud física como para la salud mental de la persona. Así, establece que es perjudicial el consumo regular promedio de más de 40g de al día en mujeres y de más de 60g en hombres.
El mensaje de la represión ha fracasado.
El 17 de enero de 1920 se implantó en Estados Unidos la Ley Seca, la ilegalización de la fabricación, transporte, importación, exportación y venta de alcohol más importante y mediática de todos los tiempos. Con ello, los grupos religiosos pretendían frenar el consumo de este tipo de bebidas, pero la prohibición provocó el efecto contrario y surgieron locales ilegales y contrabando de alcohol.
Un ejemplo de prohibición que, tal como explica Fàbregas, “muchas veces se convierte en una medida contraproducente. Todo abordaje que sea represión y que no se entienda no sirve de nada”. En su lugar, el médico propone que cada persona “haga una pedagogía respecto lo que significa el consumo problemático, poner límites a las cosas es algo que nos cuesta en muchos aspectos de la vida, y esto es especialmente problemático cuando hay una batalla entre lo que deseamos y lo que nos conviene”.
Deberíamos hacer una reflexión profunda de nuestra forma de divertirnos.
Xavier Fábregas explica que lo que se tendría que hacer, en lugar de prohibir, es una reflexión personal de por qué una persona bebe alcohol y en qué contexto lo hace. “Deberíamos hacer una reflexión profunda de nuestra forma de divertirnos. Llegar a este punto de moderación es la decisión personal que requiere esta reflexión. Y muchas veces planteamos que sea una cosa que nos obliguen a hacer desde fuera y esto nos permite quejarnos de que nos ponen límites y queremos ser libres, o una cuestión que no nos planteamos nunca porque parece que no seamos capaces de llegar a esta crítica positiva y necesaria”.
Como en todas las adicciones, lo primero es desintoxicarse, es decir, cortar con el consumo de la sustancia de la forma menos problemática posible, siempre bajo supervisión de un profesional. La segunda parte y, según Fàbregas la más importante, es la de deshabituarse. “Se trata de aprender a vivir sin alcohol y el problema está en prevenir las recaídas. Es muy fácil que esto suceda y sobre todo con el alcohol, ya que se trata de una sustancia muy social. Por este motivo, es crucial tener clara esta renuncia”.