El suicidio es una cuestión de salud pública

 

Cada año se suicidan cerca de 700.000 personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El suicidio es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, la cuarta entre los jóvenes de entre 15 a 29 años. En España se suicidaron un total de 3.671 personas en 2019, tal como detalla un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Estos datos señalan que el suicidio es una cuestión de salud pública.

 

¿La persona que se suicida está enferma?


Existe un vínculo entre el suicidio y las enfermedades mentales de base como la esquizofrenia y el trastorno bipolar o trastorno de personalidad, pero en muchos casos también se da en personas que pasan por un momento de crisis en su vida, situaciones estresantes como podrían ser perder el trabajo, una situación económica complicada o una ruptura sentimental. 


La detección temprana, la evaluación, gestión y seguimiento son esenciales para personas que se percibe que están en riesgo o que han intentado suicidarse. En general, la terapia en estos casos combina el tratamiento individual con el tratamiento familiar. Es importante que los familiares también entiendan la situación por la que pasa la persona, ya que muchas veces existe un sentimiento de rabia o de culpa por no haber detectado esta situación.


Es muy importante también realizar un buen seguimiento terapéutico, ya que a veces, pasa una cosa curiosa y es que cuando la persona empieza a recuperarse es cuando existe mayor riesgo de suicidio. Esto se explica porque hay gente que está muy deprimida y no tiene fuerzas ni para suicidarse, y es en el momento en el que empieza a responder a la medicación y al tratamiento, cuando hay un mayor riesgo, ya que es entonces cuando todavía ve la vida con mucha desesperanza pero ya tiene un poco más de fuerzas para llevar a cabo ese intento de suicidio.

 

Hablar del suicidio como método de prevención


El suicidio es un tema tabú, históricamente invisibilizado y estigmatizado. El problema que tenemos es que durante muchos años no se ha hablado de ello y esto provoca que no tengamos las suficientes herramientas para poder detectar una serie de señales entre la sociedad que podrían ser predictores de un intento de suicidio.


Hablar de las cosas que van mal no significa que esto provoque más desgracias, al contrario, son noticias importantes y necesarias. En general, tenemos un exceso de información, pero muchas veces es información no filtrada y lo que interesa es poder hablar de estas cuestiones como un tema más profundo, como un reto social, ya que el suicidio es un indicador de que la sociedad no funciona. Hablar de este tema no lo fomenta, sino que permite a quien está sufriendo liberar la angustia y expresar qué es lo que le preocupa.


Los teléfonos de ayuda, los grupos de terapia o incluso los canales que se han habilitado para hacer consultas anónimas y de seguimiento, durante las cuales las personas no se sienten expuestas y pueden recibir igualmente el servicio, son unas buenas herramientas para abordar esta cuestión. Sabemos que estas herramientas funcionan, no sabemos a cuanta gente ayudan, pero tan solo con salvar a una persona ya tienen sentido todas estas iniciativas. 

 


¿Cómo hay que hablar del suicidio?


Es muy importante hablar del suicidio, sacarlo a la luz, de una forma ordenada: sin culpabilizar a la persona que ha hecho un intento de suicidio y sin convertirlo en una acusación o en un drama. Hay que buscar un abordaje sereno y que intente solucionar las causas que han provocado este momento de desesperación.


Se habla del ‘efecto Werther’, un término nacido a raíz de una novela de Johan Wolfgang von Goethe en 1774, “Las penas del joven Werther”, en la que el protagonista se suicidaba de un disparo en el cráneo después de sufrir un desengaño amoroso. Esta publicación se cree que originó una ola de suicidios adolescentes en Europa, muchos vestidos como el protagonista. El término lo instauró el sociólogo David Phillips en 1974, quien estudió el efecto contagio del suicidio cuando este aparece en los medios de comunicación. Más adelante, pero, distintos estudios han demostrado que no se trata de que salga en los medios, sino de cómo lo cuentan.

 


Es necesario incrementar la inversión en salud mental 


Los expertos que trabajan en la prevención del suicido reclaman un plan urgente por parte del gobierno. Creen esencial una mayor inversión en salud mental y educación emocional y consideran que es uno de los problemas más olvidados.


Parece que ahora empieza a haber un mayor esfuerzo y se comienza a ver que la salud mental es muy importante y que se trata de algo colectivo, pero todavía falta mucho trabajo por hacer. Somos de los países de Europa con una ratio más baja de psicólogos por número de habitantes. De hecho, España tiene 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, cifra que dista, y mucho, de la media europea situada en 18, de acuerdo con el último informe publicado por el Defensor del Pueblo. 


Los especialistas reclaman que se apliquen acciones en todos los ámbitos, desde el sanitario hasta el educativo o familiar. Es fundamental la formación de quienes trabajan en escuelas o en los espacios de ocio. Además, también es muy importante trabajar para que las familias puedan hablar con sus hijas e hijos sobre esta realidad.


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